¿Quién dice que los robots no son capaces de amar?
Naiad, hija de un rico industrial, que mezcla empleados humanos y robots en sus fábricas, queda fascinada por estos extraños seres metálicos. Un día, cuando su padre envía un alguacil-robot para sofocar una revuelta organizada por trabajadores humanos, la joven conoce al poderoso alguacil y se enamora perdidamente de él. Seducido también por la joven, el Perro verá su existencia patas arriba ante una sociedad incapaz de tolerar su relación o incluso la existencia de sentimientos en sus circuitos impresos. Con este tercer volumen, BeKa y Munuera reclaman aún más con fuerza su petición de convivencia, a través de una historia de amor tan bella como inesperada